Las venas varicosas son venas hinchadas y agrandadas que generalmente aparecen en las piernas y los pies, por lo que la sangre no puede retornar debidamente al corazón acumulándose, principalmente en las piernas.

Los síntomas incluyen: dolor, pesadez, cansancio, comezón, percepción de calor entre otros. Estos síntomas se intensifican cuando se está de pie por un tiempo prolongado o en climas cálidos.

Las consecuencias de las venas varicosas no tratadas incluyen:

• Hinchazón de las piernas: a medida que aumenta la presión dentro de las venas, el líquido sanguíneo puede filtrarse a los tejidos circundantes, causando hinchazón.

• Úlceras en la piel: las venas varicosas pueden causar hinchazón, que con el tiempo puede provocar cambios en la piel. Cuando esto ocurre, es menos probable que la piel sane.

• Infección de la piel: cuando los tejidos se estiran debido a la hinchazón, esto interfiere con la defensa natural del cuerpo contra las infecciones.

• Sangrado: hay una mayor cantidad de sangre que normal en las venas varicosas, justo debajo de la superficie de la piel. Si la vena se golpea o se corta, puede haber una cantidad significativa de sangrado.

• Tromboflebitis: es más probable que la sangre se coagule en las venas varicosas.

El ultrasonido doppler permite visualizar en el monitor el flujo sanguíneo, tamaño y funcionamiento de las venas y es sumamente importante para identificar el origen de las várices.

La escleroterapia, un procedimiento mínimamente invasivo, trata las venas varicosas al inyectar sustancias químicas, conocidas como agentes esclerosantes, en las venas dañadas.

El tratamiento puede durar entre 15 minutos y una hora dependiendo el grado de enfermedad.

Posterior al procedimiento el paciente puede continuar con sus actividades diarias con normalidad. Dependiendo de qué tan debajo de la piel se encuentre la vena dañada, se puede utilizar una ecografía para guiar el procedimiento.